[:es]El reciente fallecimiento del Dr. Joaquín García Salabarría, Director de nuestra Clínica, no solo ha enlutado a nuestro Centro, sino a todo el sistema de salud pública cubano, al que este eminente salubrista se consagró por más cuatro décadas. Compartimos el siguiente homenaje póstumo, como tributo de todo nuestro colectivo.
Querido Doctor Joaquín:
¡Verdad que siempre se nos queda algo pendiente! Si hubiese sabido que ya no íbamos a tener más esos raticos de sobremesa en mi oficina, los que tanto usted disfrutaba, el lunes nuestra conversación hubiese sido otra.
Por ejemplo, le hubiese dicho cómo todavía me parece increíble la forma en que caló en nuestros corazones, aun llegado a nuestras vidas aquel 24 de diciembre del 14, cual “regalo navideño”, como tanto le gustaba decir. Tendría que haberle confesado cómo trabajar a su ritmo era un reto hasta para los más osados; nunca había conocido a nadie tan emprendedor, entusiasta y enamorado de su trabajo, y es que descubrí en estos cinco años el compromiso íntimo que usted tenía con nuestro sistema de salud. Oírlo hablar con esa vehemencia de lo hecho y de lo que está por hacer, participar de las proyecciones avaladas por sus análisis estadísticos, cada uno mejor fundamentado que el otro, era una conferencia magistral siempre. Ser testigo de su sensibilidad extrema para con el dolor humano, a prueba de cualquier protocolo o formalidad, me ha permitido asumir la misma actitud ante cada dificultad que me plantean, pues usted con su ejemplo era una escuela para todos nosotros. ¿Y qué decirle de su carácter, de esa capacidad para salpicar de humor hasta los momentos más serios? Recuerdo como si fuera hoy el día en que recibió oficialmente la Clínica y en sus palabras de agradecimiento para con el Dr. Prado lanzó aquella frase inolvidable: “Prado hizo de esta Clínica un central azucarero y a mí me toca convertirlo en una termonuclear”. ¡Y sí que cambió usted la dinámica de todo, centrado en la imperiosa necesidad de lograr con nuestro trabajo el impulso del sistema de salud pública cubana al que usted le dedicara todas sus fuerzas por más de cuatro décadas! Por eso y por lo mucho que le debemos a nuestro país, es que hoy comenzamos esta nueva etapa, con una mezcla de tristeza enorme y de certeza en que todo lo que nos enseñó ha de seguir en práctica.
Por lo pronto, solo decirle que no sé si será más lo que lo extrañaremos o lo que lo vamos a necesitar, pero usted espérenos, continúe atesorando anécdotas para cuando nos volvamos a encontrar.
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