[:es]Aunque la enfermedad es un estado indeseable, no se puede negar que es parte integral de la vida. Muchas veces solo es posible resolver un problema de salud mediante un acto quirúrgico. Pacientes y familiares indagan de inmediato por el especialista médico que llevará a cabo el proceder, pero… ¿se piensa con igual frecuencia y prudencia en el experto que suministrará la anestesia al paciente? Hoy nuestro profesor Víctor Navarrete Zuazo nos hace reflexionar en torno a la importancia de conocer al anestesiólogo, experto indispensable dentro del equipo quirúrgico: ¿Por qué debes conocer a tu anestesiólogo? El trabajo del anestesiólogo está basado en garantizar la seguridad del paciente. La consulta de evaluación pre-operatoria es el primer contacto que se tiene con el Servicio de Anestesiología. En la misma, a través de la entrevista, el anestesiólogo obtiene todos los datos que necesita conocer del paciente, lo examina físicamente y revisa los exámenes de básicos laboratorio. Con todo ello, el especialista determina el estado físico y el riesgo quirúrgico al que se podría enfrentar el paciente. Por esa razón es extremadamente importante que no se oculte ningún antecedente clínico o la existencia de alguna enfermedad crónica o aguda que el paciente padezca y su estado de compensación. De lo contrario, se  puede poner en un mayor riesgo la vida del paciente. Saber sobre los hábitos tóxicos como el de fumar, tanto en el tiempo como en cantidad; la ingestión de bebidas alcohólicas y el consumo de drogas de recreación, aportará información válida para el facultativo. Un dato de mucha relevancia son los antecedentes de alergia a cualquier medicamento o alimento que el paciente haya tenido. En ocasiones, un enfermedad con pre-existencia, coincidente con la enfermedad quirúrgica, puede no estar compensada: por ejemplo la hipertensión arterial o la diabetes; ello requerirá de un retraso en la programación de la cirugía, para compensar esta o estas enfermedades, y así evitar que ocurran complicaciones durante o después de la operación; algunas de ellas potencialmente mortales. Durante el acto quirúrgico el anestesiólogo se encarga de medir y controlar todos los parámetros vitales del enfermo, como la respiración, la tensión arterial, la frecuencia y ritmo cardíacos, la posibilidad de aparición de una isquemia miocárdica, la oxigenación de la sangre y la actividad cerebral durante la anestesia. Una preocupación frecuente del paciente es si va estar consciente o sentir algún dolor durante el procedimiento quirúrgico y es precisamente para esto que el anestesiólogo realiza la monitorización de la actividad cerebral y así disminuir casi en la totalidad la posibilidad de que ocurra un despertar intra-operatorio.  Esta monitorización evita, además, el impacto negativo que la anestesia pueda tener sobre el funcionamiento cerebral. El anestesiólogo también previene al paciente de guardar un ayuno pre-operatorio cuya duración va a depender de la calidad y cantidad de los alimentos anteriormente ingeridos. Este dato es importante para evitar el vómito durante la inducción de la anestesia y la posibilidad de paso del contenido gástrico a los pulmones, situación que podría ser de extrema gravedad. Otra actividad importante del anestesiólogo es evitar la aparición de dolor post-operatorio, condición que se logra en casi todos pacientes, salvo en aquellos con dolores crónicos de gran intensidad, así como en aquellos pacientes adictos a la medicación con derivados del opio, como la oxicodona, morfina etc.[:]

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